Lo que jamás tuve en cuenta al observar esa ingestión eran las propiedades del ajo. El ajo posee importantes características que contribuyen a regular el funcionamiento de nuestro organismo. A continuación presentaremos algunas de ellas.
Está comprobado que reduce los niveles de colesterol en la sangre y que mejora el sistema cardiovascular. Lo primero se debe a que reduce la producción de colesterol por parte del hígado, aumenta el nivel del bueno (HDL), y reduce el del dañino (LDL). Respecto a lo referente al sistema cardiovascular, el ajo opera dilatando los vasos sanguíneos, facilitando la circulación sanguínea y previniendo la artereoesclerosis.
Además, es efectivo contra ciertos microorganismos inmunes a los medicamentos. Conocido antiparasitario, el ajo combate a fuertes parásitos y lombrices, como la Tenia, y limpia nuestros intestinos de la existencia de estos seres.
El ajo es un importante contribuyente de vitaminas A, B1, B2 y C a nuestro organismo, además de ser un eficaz antiinflamatorio.
Puede ingerirse crudo ó cocido de cualquier manera y en tabletas. Sin embargo, si bien el consumo de tabletas puede parecer más cómodo (y además es más barato), ser recomienda comer el ajo crudo.
Para combatir su fuerte olor y el mal aliento que puede ocasionarnos, se recomienda masticar unas hojas de perejil, menta fresca ó apio, por sus altos niveles de clorofila. También, luego de masticar estas hojas se recomienda enjugarse la boca con agua y algunas gotas de limón.
Conociendo ahora estas propiedades del ajo, tal vez no resulte tan mala idea probar con un diente de ajo por desayuno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario